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Nayib Bukele, el presidente de El Salvador, ha implementado algunas de las políticas más radicales contra la delincuencia en la historia reciente de América Latina. Aclamado por unos y criticado por otros, Bukele ha adoptado un enfoque duro y poco ortodoxo para enfrentar la violencia pandillera que ha asolado a su país durante décadas. A continuación, te detallo un análisis en profundidad de sus políticas contra la delincuencia, su impacto en la sociedad salvadoreña, y las implicaciones más amplias de su estilo de gobierno.

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Contexto del Problema de la Violencia en El Salvador


Antes de la llegada de Bukele al poder en 2019, El Salvador era uno de los países más violentos del mundo. Las pandillas, principalmente la Mara Salvatrucha (MS-13) y el Barrio 18, controlaban gran parte del territorio urbano y rural. Estas pandillas extorsionaban a las pequeñas empresas, secuestraban y asesinaban a personas, y llevaban a cabo una guerra constante entre sí por el control de las zonas y las rutas de narcotráfico.

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En la primera década del siglo XXI, el país registraba tasas de homicidios entre las más altas a nivel mundial. En 2015, la tasa de homicidios alcanzó los 103 por cada 100,000 habitantes. La violencia estaba tan extendida que muchos salvadoreños vivían en un estado constante de miedo, y la policía y el sistema judicial se veían desbordados por la magnitud del problema. En este contexto, Bukele llegó al poder con la promesa de restaurar la seguridad y controlar el flagelo de las pandillas.

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El Plan Control Territorial
Uno de los ejes centrales de la estrategia de Bukele es el llamado Plan Control Territorial, que se lanzó poco después de su toma de posesión en 2019. Este plan tiene varios componentes clave que han transformado la forma en que El Salvador combate el crimen organizado:

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a) Militarización de la Seguridad
Bukele ha incrementado significativamente la presencia de las fuerzas de seguridad en las zonas más afectadas por la violencia. Miles de soldados y policías han sido desplegados en barrios controlados por pandillas, lo que ha reducido su influencia sobre estos territorios. La militarización ha sido uno de los aspectos más controversiales de su política, ya que algunos críticos señalan que ha llevado a violaciones de derechos humanos, mientras que otros argumentan que ha sido necesaria para recuperar el control de áreas impenetrables para las autoridades.

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b) Corte de Comunicaciones en Cárceles
Uno de los elementos más efectivos del Plan Control Territorial ha sido el corte de las comunicaciones en las cárceles. Las pandillas, que tienen gran parte de su liderazgo encarcelado, coordinaban desde la prisión gran parte de sus actividades criminales. Bukele implementó bloqueos tecnológicos en las prisiones para evitar que los líderes pandilleros pudieran comunicarse con el exterior, lo que ha desarticulado parcialmente sus operaciones.

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c) Ataques a las Finanzas de las Pandillas
Bukele ha sido implacable en atacar las fuentes de financiación de las pandillas, principalmente la extorsión. A través de redadas, confiscaciones y operaciones de inteligencia, el gobierno ha intentado debilitar la estructura económica de las pandillas, impidiéndoles acceder a los fondos necesarios para continuar con sus operaciones criminales.

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d) Tecnología y Seguridad
El presidente ha apostado fuertemente por el uso de la tecnología en su lucha contra el crimen. Esto incluye la creación de sistemas de vigilancia con cámaras, drones y bases de datos para monitorear las actividades criminales. Las autoridades utilizan tecnología avanzada para rastrear a los miembros de las pandillas y predecir sus movimientos. Bukele ha descrito esto como una "modernización" del sistema de seguridad.

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Resultados y Críticas


Los datos iniciales sugieren que las políticas de Bukele han tenido un impacto significativo en la reducción de la violencia. En 2021, la tasa de homicidios bajó drásticamente a 18.1 por cada 100,000 habitantes, la más baja en más de 30 años. Esto ha llevado a algunos observadores a considerar a Bukele como un "milagro" en términos de seguridad, y su popularidad en El Salvador se ha disparado, alcanzando niveles cercanos al 90% en varios momentos de su mandato.

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a) Popularidad y Apoyo Nacional
El presidente ha sido muy hábil en utilizar las redes sociales para comunicarse directamente con los ciudadanos, lo que le ha permitido construir una imagen de líder fuerte y accesible. Bukele suele compartir imágenes y mensajes de sus operaciones de seguridad en Twitter, y ha ganado una base de apoyo sólida, especialmente entre los jóvenes, quienes ven en él una figura que desafía el statu quo político tradicional del país.


b) Acusaciones de Autoritarismo
A pesar de estos éxitos, las políticas de Bukele no han estado exentas de críticas. Algunos sectores de la sociedad civil y organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por lo que consideran una erosión de las instituciones democráticas y el estado de derecho en El Salvador. Bukele ha sido acusado de utilizar su control sobre las fuerzas armadas y la policía para consolidar el poder y debilitar los contrapesos institucionales.

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En 2021, Bukele se enfrentó a un fuerte escrutinio internacional cuando la Asamblea Legislativa, controlada por su partido, destituyó a jueces de la Corte Suprema y al fiscal general, lo que fue visto por muchos como un intento de concentrar el poder en el ejecutivo. Estos movimientos llevaron a la comunidad internacional a advertir sobre la posible deriva autoritaria del gobierno.

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c) Violaciones a Derechos Humanos
Algunas organizaciones, como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, han denunciado que la militarización y las operaciones masivas de seguridad han llevado a detenciones arbitrarias y abusos por parte de las fuerzas de seguridad. También han señalado que, en algunos casos, las comunidades pobres han sido las más afectadas, ya que son las que más dependen de la economía informal, donde las pandillas suelen operar.

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Además, se ha criticado el trato a los prisioneros pandilleros. Las imágenes que ha compartido el propio Bukele, donde se ve a cientos de reclusos hacinados y sin ropa, han sido vistas como una violación a la dignidad humana, aunque el presidente las justifica como parte de su mano dura contra el crimen.

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d) Efectividad a Largo Plazo
Si bien la reducción de los homicidios es innegable, algunos críticos argumentan que las políticas de Bukele están basadas en soluciones temporales que no abordan las causas estructurales de la violencia en El Salvador. Las pandillas han sido históricamente el resultado de la exclusión social, la pobreza y la falta de oportunidades económicas. Sin políticas que enfrenten estos problemas subyacentes, existe el riesgo de que la violencia resurja en el futuro.

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Estado de Excepción y la Guerra Contra las Pandillas


En marzo de 2022, Bukele impulsó la aprobación de un estado de excepción tras una oleada de homicidios, en la que murieron más de 80 personas en un solo fin de semana, en lo que fue uno de los episodios más violentos de su mandato. Con el estado de excepción, se suspendieron algunas garantías constitucionales, como el derecho a la defensa, la prohibición de detenciones arbitrarias, y se facilitó el arresto de miles de personas bajo sospecha de pertenecer a las pandillas.

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A partir de este estado de excepción, Bukele intensificó lo que él llama la "guerra contra las pandillas". Hasta finales de 2022, más de 60,000 personas habían sido detenidas en estas operaciones masivas, lo que llevó a una reducción significativa de la violencia. Sin embargo, las condiciones carcelarias y la falta de procesos judiciales justos han generado críticas tanto dentro como fuera de El Salvador.

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Perspectivas Futuras


El enfoque de Bukele ha generado un debate sobre si las políticas de mano dura son una solución efectiva y sostenible para países afectados por la violencia pandillera. Aunque su popularidad sigue siendo alta, el futuro de El Salvador dependerá de si Bukele puede consolidar sus logros en seguridad sin comprometer los derechos humanos ni debilitar las instituciones democráticas.

Además, El Salvador enfrentará desafíos económicos que podrían afectar la estabilidad a largo plazo. La adopción del bitcoin como moneda de curso legal ha generado incertidumbre económica, y el país sigue siendo uno de los más pobres de la región.


Nayib Bukele ha adoptado un enfoque audaz y polémico en su lucha contra la delincuencia en El Salvador. Si bien ha logrado reducir las tasas de homicidio de manera impresionante, su estilo de gobierno ha suscitado preocupaciones sobre el autoritarismo y las violaciones de derechos humanos. La pregunta a largo plazo es si este modelo es sostenible y si podrá abordar las causas profundas de la violencia, como la pobreza y la exclusión social, que han alimentado el crecimiento de las pandillas durante décadas.

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